MARUCHI

Maruchi era frágil y a la vez tenía mucha fuerza, era rubia, de ojos azules, delgadita y cariñosa, era la mayor de las niñas del grupo de primos ( Kiko, Maruchi, Tere, yo y Alex) era hija de Manuela y nieta de mi tía Pura, hermana de papá, fue ella, la que me contó lo que había visto y por lo que papá en el año 50 se fue solo a aquel viaje por Europa que debía acompañarle mamá y que duró 6 meses. Maruchi me contó.....-Tío estaba arrodillado llorando y tía le decía .-No Justo, no puede ser, no te lo perdono, no voy, vete solo y cuando vuelvas ya veremos. Le pregunté si sabía algo mas y me dijo.-Creo que se van a separar. Años mas tarde supe la verdad de boca de mi madre, no se separaron, ellos se querían mucho, mamá, lo adoraba.
Maruchi siempre estaba mas cansada que los demás, cuando íbamos en bicicleta, se paraba cada dos por tres, y nadando era mas lenta, pero nunca le dí importancia. Tras el regreso en el 59 y estando en el Hotel todavía, entré en la habitación de mis padres y estaba mamá hablando misteriosamente con Kiko encima de la cama, yo quise escuchar lo que decían y me quede en la salita que había antes del dormitorio, al tener ellos la puerta entreabierta, no me sintieron llegar. Mamá le decía .-Tienen que operarla a corazón abierto, es muy arriesgado, Félix (casado con Herminia, tía de Maruchi, era médico y tenía en sociedad con otros médicos, una clínica en La Habana, en donde me operaron de Apendicitis, se llamaba Santa Isabel) quiere llevarla a EE UU, a Massachusetts para operarla allí, porque conoce al equipo de médicos y dice que es mejor que aquí, nosotros pensamos así también. Al oír eso, yo pensé que hablaban de mi, pues me había salido un ganglio en el pecho izquierdo, producto del desarrollo. Entré en la habitación como una exhalación llorando y diciendo .-¿Me voy a morir? . Se levantaron asustados y me contaron lo que en realidad era, no era yo la que estaba mal, era Maruchi, por supuesto no sentí alivio al escuchar esto, pues era mucho lo que quería a mis primas, al no tener hermanas, ellas siempre habían sido las mías y seguirán siéndolo.
la enfermedad de Maruchi se descubrió de una manera casual: Un día, mamá tenía que llevar a Kiko al médico para una revision, yo no había nacido aun, pues él tendría 1 año y Maruchi 5 meses, Manuela (madre de Maruchi) decidió acompañarla para luego ir al Ten Cent (Woolworth) a tomar un helado. Ya en la consulta, entraron las dos, con los niños, Maruchi tosió y esa tos hizo, que el médico le preguntara a Manuela si la niña tosía así frecuentemente, al asentir ella, la auscultó y le dijo que sería conveniente que mirara esa tos. Esto fue el desencadenante por el cual tras varias pruebas se le detectó lo que tenía. Le llamaban El Mal Azul. Conocida de antaño, y en lenguaje popular, como Mal Azul, la Tetralogía de Fallot, es una enfermedad que se caracteriza por "una serie" de malformaciones congénitas del corazón que impiden el flujo normal de sangre que debe pasar a los pulmones para ser oxigenada.
Una coloración azul-morado de labios y uñas (cianosis), falta de aire, retardo en el crecimiento, encuclillamiento, porque, estos niños tienen tendencia a ponerse en cuclillas para mejorar su oxigenación, ella siempre estaba en esa posición. En la fase aguda de la enfermedad, se produce el cuadro que se conoce como "crisis de hipoxia", que es la falta aguda del oxígeno transportado por la sangre. Generalmente el primer signo que la madre se percata es la cianosis, que aparece a los esfuerzos o el llanto. El tratamiento definitivo es quirúrgico. Consiste en la reparación de las diferentes malformaciones congénitas del corazón y de la arteria pulmonar y sus ramas. Es una operación compleja, "a corazón abierto", que requiere del auxilio de un equipo que sustituye las funciones del corazón y los pulmones durante la intervención.
Ya nunca más fue lo mismo, siempre estaba pendiente de lo que hacía Maruchi, ¡Me daba tanta pena!. Pero no pensaba que le pasaría nada malo. Nunca mas me enfadé ni discutí con ella y procuraba ir a su casa mucho mas que antes. Así llegó el día en el que se fueron a EE UU, estuvieron un mes, Maruchi regresó con una cicatriz enorme en forma de cruz, pero ella se sentía bien, aunque débil, ya era mediados de septiembre y pronto sería el cumpleaños de ella. El 2 de noviembre cumplía 16 años. Por la tarde fuimos mamá y yo con su regalo a su casa en Alturas del Bosque, (así se llamaba el reparto donde vivían) al llegar nos abrió la puerta María, chica de servicio que desde hacía muchos años trabajaba allí, estaba llorando, nos asustamos, nos dij, entre lágrimas, que se habían llevado a la niña en una ambulancia hacía poco. Mama me llevo para casa y salio disparada para la Clínica con Kiko, allí pasó la noche, al día siguiente regresó muy temprano, su cara estaba seria, pero me dijo que Maruchi estaba mejor, Kiko se quedo en la Clínica. A las 2 de la tarde sonó el teléfono, algo presentía, me precipité hacia el, era Celestino, al descolgarlo solo dijo.-Tellita, dile a papa que se ponga, recuerdo que dije .-¡¡¡Coño....nooo!!!! Cuando papa colgó no hizo falta que dijera nada, corri a mi cuarto y estallé...¿¿Como podía ser que Dios se la llevara tan pronto??? Maldito viaje a España, cuatro años sin poder haber estado disfrutando de ella, cuantas cosas me habría contado y yo a ella, solo pude estar con ella nueve meses desde nuestra vuelta a Cuba, pero me queda el consuelo que esos meses fueron intensos.
A las cinco de la tarde, papá me vino a buscar a casa, nos acercamos a la Funeraria, subimos a no se que planta y entramos en la sala donde estaba mi prima tendida, Manuela, siempre tan entera, me abrazó con cariño, me arrodillé ante Maruchi, estaba tan bonita con su vestido blanco, recuerdo muy bien sus manos entrelazadas sobre su regazo, unas manos largas y blancas, todos los recuerdos se agolpaban dentro de mi cabeza, todo parecía un sueño. Papá se acercó a mi y me dijo .-Vamos abajo un rato. Cojimos el ascensor hacia la planta baja y al abrirse la puerta abajo estaba Nicolás con Tere, nos tiramos una en brazos de otra muy fuerte y lloramos, sentí un cierto consuelo, me quedaba ella y siempre recodaríamos con amor a Maruchita.
No pasa un día de mi vida, y han pasado 50 años ya, que no recuerde con dulzura a mi prima.
Ella se llamaba Mª de los Ángeles Cortiñas Gonzalez.

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