ADIOS A CUBA.......


Adiós a Cuba... es una pieza que Ernesto Lecuona compuso en Las Canarias tras su exilio y que utilizó Andy García en su película "La Ciudad Perdida" sobre un guión de Guillermo Cabrera Infante. Estoy tarareando los tristes compases de esa pieza y me viene a la memoria la última vista desde el aire de La Habana.
La Navidad de 1960, la pasamos en casa de Jesús Fernández y Aurora, (el consuelo de mamá después de haberse quedado solos), ellos eran los padres de Aurorita, tenían una tintorería en Marianao, por entonces, ya se había planeado mi salida, papá me había hecho escoger entre ir a los Estados Unidos ó para España, por supuesto decidí rápidamente irme para España, total sería por tres ó cuatro meses, como mucho un año......si, si.... solo fueron 47 años.
Por la radio se alertaba de una inminente invasión a Cuba por parte de los americanos. El Malecón estaba lleno de soldados armados hasta los pelos y con las antiaéreas preparadas para atacar. Ante esta situación, papá decidió trasladarnos a un hotel detrás del Capitolio y al lado de la casa de Tere, el Hotel Campoamor, en la calle Industria, que ya no existe. Ya en las habitaciones y llegada la noche, escuché discutir a mis padre sobre la conveniencia de que mamá debería acompañarme. Muchos amigos de mi padre, al quedarse solos tras haber mandado a sus familias fuera, sintiéndose solos y deprimidos, se habían suicidado, no pensé de él tal cosa, porque papá era hombre valiente y sensato, pero tenía miedo porque la desesperación, a veces, lleva al mas integro, a cometer actos impensables. Al día siguiente les planteé que no me iría si mama venía conmigo, además, no se alargaría mucho la separación y yo estaría bien, si acaso la situación se alargaba mamá, siempre podría irse a España, para estar conmigo.
Mi padre, siempre dijo que lo que le había costado tanto levantar, no lo abandonaría, solo en el caso que le llegara la hora en la que el Gobierno actuara....... solo así, entonces se iría. Así fue que, aquella alegría de antaño empezaba a convertirse en tragedia. La consecuencia de esta Revolución en la parte trágica, no era la pérdida material, que también lo fue, sino en lo personal, en el sentido de que las familias se deshicieron por completo, plantando a cada uno en un sitio diferente.
Mi destino era en La Coruña, Galicia y sería en casa de un sobrino de mi padre, hijo de su hermana Regina a la que él adoraba y que murió muy joven. Juan, adonde yo iría, al igual que su hermano Modesto, había nacido en Cuba, adonde sus padres habían emigrado, ellos tenían en sociedad con otro paisano, una ferretería. Siendo los niños pequeños habían disuelto la sociedad y se habían vuelto para La Coruña. Mas tarde, Modesto volvió a Cuba donde vivió hasta que se fue para Chicago, para mas tarde morir en Miami.
Ya estaba todo en marcha, enseguida le escribí a Vicente para decirle que no sabía si iría en barco o en avión y que al llegar a España, le llamaría. -Por barco no quiero, prefiero ir en avión. Así, pensé y se lo comunique a mis padres, iría a Madrid directamente y vería a Vicente, dichoso Vicente. En Madrid, vivía González que había salido de La Habana porque tenía una fábrica de colchones y ya se la habían birlado los barbudos. González vivía en la calle Rey Francisco, casi esquina a Princesa, en esa casa se rodó la película "¡Pim!, ¡Pam! Fuego" que protagonizaron Concha Velasco y Fernando Fernán Gómez. Encantados de recibirme, le dijeron a mi padre, me irían a buscar a Barajas y tras unos en MadridLlegó el 25 de febrero de 1961, a las tres de la tarde salía mi vuelo, a las dos había que estar en Rancho Boyeros que era el aeropuerto. Algo me hizo ir a la terraza de mi casa y mirar al horizonte, a ese mar que tiene tantos azules, desde el celeste hasta el marino intenso y a esas olas que rompían con rabia en el muro del Malecón, esa rabia que siento ahora al recordarlo.
En el aeropuerto estaban todos, Manuela, Celestino, Teté, tía Pura, Quinito, Pepito....pero faltaba Herminia, ella no estaba. Entregué el pasaporte y pasé a la "pecera", allí estabas una hora viendo a la gente tras una pared de cristal y donde te llamaban para cachearte no fuera que te llevaras algo mas de lo que debías, que eran nada menos que 20 Kilos de ropa. Cuando abrieron las maletas, sentí un frio espantoso, mamá había abierto el forro de una de ellas y había metido $5.00 en monedas de 25 centavos que años mas tarde, 13 de ellas fueron mis Arras de boda, además papá me dio un billete de mil pesetas que todavía estaba en circulación y que yo llevaba dentro del "ajustador" sostén, esas me las quite en cuanto el avión despegó, pues el vuelo era de Iberia. Sacar divisas era un delito que me habría costado no salir y algo mas, pero el que podía lo hacía y a mi me salió bien.
Llamaron al vuelo y eché la última mirada antes de ponerme a la cola, entonces vi a Herminia sofocada, venía corriendo, deje la cola y salí disparada hacía el cristal, ya no pude mas, empecé a llorar, primeras lágrimas de las muchas que me quedaban por derramar, al verme llorar, se acerco un miliciano armado, como todos, y me dijo: -¿Por que lloras, linda, si te vas de paseo? entonces como idiota miré para el y le conteste acobardada: -Bueno compañero, es la emoción. Pedazo de cabrón, pensé para mi, claro.
La salida de La Habana desde el aire, es preciosa, el avión se aleja y luego pasa por arriba, parece que lo estoy viviendo. Íbamos unos 10 chicos y chicas entre 15 y 16 años, nos pusieron juntos, el vuelo hacía escala y duraba 18 horas. Aterrizamos en las Azores y bajamos al aeropuerto, nadie pudo tomar nada porque no teníamos dinero, yo si, pero las monedas que me valían estaban en la maleta y las mil pesetas no eran válidas allí, asi que, a pasear 2 horas por el aeropuerto, pareciamos una excursión, todos juntitos, uno detrás de otro.

1 comentario:

María dijo...

Leer tu relato me produce una sensación de dolor muy fuerte, y eso que no lo he vivido. Sólo puedo imaginar lo que debió ser abandonar aquella tierra en la que se te sentía y se te veía, por las fotos, tan feliz, una vida tan acomodada y tan linda, para venirte aquí, tan lejos. Entiendo lo que sentías al ver el mar, al amar la tierra, porque ese mismo amor por la tierra, lo siento yo por Canarias, aunque no sea la mía propia. Me encanta ver las palmeras, el azul del mar, de tantos colores, el sol, la calidez del lugar, dios, todo es tan hermoso aquí, que sé que si me voy un día, mi corazón estará siempre dividido. Amo Galicia, pero esto...es especial. La tierra que tiene fuego, le transmite ese fuego a sus gentes y a todo el que por ella pasa. Las puestas de sol, las lunas, el cielo, las estrellas...el aroma, el tacto del aire, todo es diferente aquí, como lo es en Cuba. Imagino el desgarro del alma que uno debe sentir cuando lo arrancan de su tierra, y en tu caso, la imposibilidad de poder volver a vivir donde viviste, de no poder sentir nunca más tu casa como tuya, ni poder repetir tus salidas a la terraza más que en tu memoria. Sé lo que eso tiene que doler, porque me he imaginado tantas veces dejando este lugar, que no he tenido hasta ahora fuerzas para hacerlo. Te quiero Estrella hermosa, por todo lo que has vivido, por tantas cosas que desconocía de tí, que me acercan cada día más a tu esencia. La abuela, está tan linda en las fotos, que voy a copiar una y la voy a poner en mi casa, con todos los recuerdos de mi familia. Un enorme beso, y ojalá un día, pueda recorrer de tu mano tu Habana linda.