EL JUNIOR

La educación recibida, tal vez, no la adecuada, en opinión de mi nueva familia, fue la que me hizo reaccionar de la manera que en el futuro lo haría. Antes de salir de Cuba, papá y yo nos acercamos al Notario. La mayoría de edad, aquí en España y creo que en Cuba también, estaba regulada por entonces, en los veintiún anos. Al venir a vivir aquí sin mis padres, ellos tuvieron que relegar la Patria Potestad a la persona que se consideraría mi tutor, que en este caso, sería mi primo Juan, por lo que la responsabilidad para él, era enorme, teniendo en cuenta mi edad, es por esto último que entiendo ahora relativamente, muchas cosas que me sucederían. Mis padres siempre tuvieron mucha comunicación con nosotros, al menos así lo viví yo, siempre mis inquietudes las he compartido, sobre todo con mi madre, que era el medio de transmisión hacia mi padre, ya que el era algo menos extrovertido, lógicamente, había cosas que me guardaba, pero eran cosas muy intimas.
Después de volver de Villalba me reincorporé de nuevo a La Coruña. Mary Lo, a la que había conocido en Villalba, vivía en La Coruña, tomamos contacto y empezamos a salir, también venía Tere, a veces. También me incorporé a la pandilla de ella, Pachulo, Pepín, Fajardo de Andrade, y jose Luis Bugallal, a este último, que era pijin, cuando lo nombrabamos decíamos, José Luis Bugallal Vela, el chichí de su abuela, eran buenos tíos, habían niñas, pero no recuerdo mucho sus nombres.
En aquellos años las mujeres y los hijos menores de edad, (21) no podían entrar en El Casino, que estaba en La Calle Real y es por este motivo que los hijos de los socios montaron un Club al que nombraron El Junior. El Junior estaba situado en el 1er piso de una Heladería que daba a la Calle Real y por delante a La Marina, se llamaba Los Hermanos Pena, hoy allí hay una cafetería que se llama El Kirch. Mary Lo nos llevó a ese club, allí conocimos lo mas florido de la rancia burguesía coruñesa, me llamaba la atención su manera de presumir de lo que comían en sus casas, luego compredí por que lo hacían y es que en aquella época la economía no era muy boyante y al parecer unas fresas con nata, para ellos era, como ahora, por ejemplo, vestir un Lacoste. Eran buena gente, los chicos, jugaban al Mus, las chicas fumábamos como chimeneas y cotilleábamos de otras que no estaban presentes y a las que todavía no conocíamos, pero conoceríamos después, tal vez también lo harían de nosotras, claro, sobre todo tras el éxito que tuvimos al conocer ellos que eramos cubanas, equivocadamente, sinónimo de sangre caliente, ya se sabe, chicas facilonas. Nos hacían corro sobre todo a Tere, más tarde se darían cuenta que las cubanas podían ser tan estrechas como entonces eran las españolas, quizás mas.

1 comentario:

Jonay dijo...

Que lindas son tus historias, que gran regalo para tus hijos y tus nietos,les estas abriendo las puertas al conocimiento, a las raices.

Saludos y abrazos desde Santa Cruz de Tenerife. Jonay